La medicina actual nunca estuvo más lejos del juramento hipocrático.

..Y nunca las personas estuvieron más doblegadas ante un sistema de salud cuyo único interés es preservar su condición de enfermedad.

El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que escuche.

El sistema actual de salud en el que se enmarcan la medicina y la industria farma + céutica, preserva los estados de enfermedad por medio de medicamentos y sostiene un discurso que se niega a reconocer el origen de la enfermedad (cualquiera sea) a pesar de existir investigaciones y contundente información que no sólo lo explica, si no también que promueven su curación de raíz, para la mayoría de los casos.

Un poquito de historia

El cuerpo humano es una máquina perfecta que fue siendo modificada en forma deliberada para preservar los intereses de las razas, familias y casas de comercio participantes de la antigua administración de la Tierra.
Una de las alteraciones más importantes que recibió el cuerpo, fue la desconexión de 10 de sus 12 hebras de ADN, perdiendo así parte importante de sus sentidos, habilidades y capacidad cognitiva, lo que hoy, junto a otros factores, le impide discernir adecuadamente y con la suficiente libertad.

Hasta el descubrimiento de la Penicilina en el siglo pasado, como co-ayudante en la recuperación de procesos infecciosos, se tenía una visión bastante más integral del ser humano y su interrelación con la naturaleza.
Si bien las enfermedades eran comprendidas como resultado de la pérdida de equilibrio, al igual que hoy, tampoco se observaba o investigaba la correlación de factores emocionales, mentales, espirituales y de otro tipo en su activación.

El proyecto Penicilina, cuyo propósito original fue guiar a la humanidad en su comprensión del sustento y apoyo entre todas las especies y organismos presentes en la naturaleza, también fue adulterado e intervenido. A partir de esta intervención, se desarrolló un maquiavélico y muy bien urdido plan basado en la administración de masas por medio del miedo, asociado a la preservación del equilibrio y la salud del ser humano, dando origen, entre otros, a:

  1. La industria farma + céutica
  2. La Organización Mund___ de la Sa___, O+M#S
  3. Las empresas agroquímicas
  4. El surgimiento de la industria de alimentos procesados
  5. La introducción de la comida chatarra
  6. La medicina de especialidad que segmenta y fragmenta la integridad del ser humano
  7. Los seguros de salud y sus planes usureros
  8. La salud y bienestar del ser humano como un negocio que busca permanentemente mejorar su rentabilidad, preservando el estado de desequilibrio

La intervención al proyecto original de la Penicilina logra, en el tiempo, cimentar un enfoque que convierte al ser humano en víctima de todo aquello que existe fuera de él, convirtiendo todo en una posible amenaza. Dicho enfoque distancia aún más al humano de poder comprender las leyes universales que operan en la matriz holográfica así como de su condición de activador, tanto de sí mismo, como de las circunstancias que le rodean.
Así, se le fue otorgando una relevancia equívoca a las circunstancias de Vida, a los mal llamados accidentes, o a los virus y bacterias hasta llegar a una planificación y reciente ejecución de una pandemia. Esta forma de observar la realidad, trae consigo una negación fundamental hacia la independencia y las capacidades que le pertenecen intrínsicamente al ser humano, sin permitirle ser consciente, ni asumir responsablemente, su rol en cada proceso que vive y crea, ni menos en la preservación de su equilibrio, o la recuperación de su salud.

A medida que el plan se fue ejecutando, fueron quedando atrás la capacidad de observar y comprender, integralmente, la interacción entre los microorganismos y la función que les compete en los distintos sistemas, respaldando con ello, el surgimiento de las industrias antes mencionadas.

Comprendamos que una enfermedad es, antes que todo, una respuesta natural a la pérdida de equilibrio. Es un llamado de atención que nos invita al reposo y al descanso, como procesos fundamentales en la comprensión y recuperación del síntoma. No obstante ello, la industria farmacéutica fija como propósito el producir medicamentos capaces de inhibir estos procesos de respuesta natural, como lo son el dolor, la fiebre o una inflamación. Así terminamos consumiendo, por ejemplo, medicamentos para regular la presión arterial, los niveles de azúcar o colesterol en sangre, creyendo además que son en sí la cura del desequilibrio, sin siquiera interesarnos en mejorar o resolver su causa y, por ende, preservando el síntoma, haciéndolo rentable para el negocio.

Desde otra arista, pareciera que sin cuestionamiento alguno y en total pasividad o, acuerdo, la medicina hace propio el mismo objetivo: Inhibir las respuestas naturales del organismo, como expresión natural de la pérdida de equilibrio, sin atender ni resolver la causa que le dio origen. Con ello, se dio paso, entre otras cosas, a normalizar e incluso a definir cierto tipo de enfermedades como genéticas o hereditarias. En dicha clasificación son las más comunes la diabetes, la hipertensión arterial e incluso ciertos tipos de cáncer, promoviendo con ello el uso de medicamentos, exámenes y tratamientos tan tóxicos como la quimioterapia, con el fin de debilitar aún más el organismo, no sólo preservando el desequilibrio si no también, creando en la persona y en la sociedad, la conciencia que la enfermedad es un estado casi natural ante el cual no soy responsable si no una víctima que “padece”.
Si aplicáramos como ejemplo esta lógica o forma de hacer medicina a otras actividades como la restauración de viviendas, la pregunta que hago es: ¿Pintaría o estucaría usted un muro que presenta claros indicadores de filtración de agua? O ¿se ocuparía primero de descubrir y atender la causa de la filtración? Esta es, sin lugar a dudas, una cruda metáfora. Qué distinto sería decir: Esta persona activó un programa de hipertensión porque tiene que hacerse consciente de no cargar con las dificultades de otro.

Cada órgano tiene en el cuerpo una función en la totalidad de su equilibrio, no obstante ello, con el transcurso del tiempo también es posible observar la normalización de una serie de intervenciones quirúrgicas del tipo “extracción” que han florecido en los últimos 50 años, tales como la extirpación de la vesícula biliar por cálculos o pólipos, la histerectomía o extirpación del útero, la tiroides por nódulos e incluso las cesáreas.

Existen médicos que han expuesto toda esta realidad y aunque les han tratado de silenciar sus voces, hoy podemos disfrutar de la información que nos entregan en sus libros, documentos y entrevistas. Aquí les dejo un par de nombres: Doctora Ghislaine Lanctot, Doctor Antonio Sitges-Serra y más recientemente el Doctor Frank Suárez.

A esta altura, usted se preguntará ¿cómo fue posible que, a vista y paciencia de todos, la forma de hacer medicina cayera en este perverso juego?
La industria farma + céutica contempló la aplicación de un marketing directo y personalizado por medio de los visitadores médicos y ,en forma paralela, se fue introduciendo en la más alta esfera del área académica, apoyando con financiamiento simposios, congresos e incluso, descaradamente, investigaciones de carácter científico, con fines bastante cuestionables.

En tiempos cercanos al descubrimiento de la penicilina, hubo investigaciones científicas que dan cuenta, por ejemplo, de la implicancia de la falta de Oxígeno en las células y de un PH ácido como condicionantes de un campo fértil para la pérdida del equilibrio en el organismo y, con ello, la activación de prácticamente la totalidad de enfermedades, incluido el cáncer. Aunque le cueste creerlo, algunas de esas investigaciones fueron reconocidas con el otorgamiento de premios Nobel. Aquí mencionamos algunas que puede ser de su interés revisar: Otto Heinrich Warburg, premio Nobel de medicina en 1931; Alfred Pischinger, padre de la Histoquímica, 1948 y William Kaelin Jr., Nobel de medicina en 2019.
No obstante la implicancia de estos y otros importantes hallazgos por casi 100 años, vemos cómo permanecen sin difusión ni aplicación en el ejercicio de la medicina. Por el contrario, impera un discurso completamente opuesto, que sentencia y condiciona los estados de enfermedad como algo normal y que, peor aún, las personas aceptan sin ningún cuestionamiento y sin hacerse responsables de su condición.

A pesar de toda la información disponible hoy, que da cuenta de cómo preservar un estado de salud, aún vemos la facilidad con que se interviene la experiencia humana alejándola de lo que es adecuado y saludable. Lo vemos por ejemplo en la agricultura y sus cultivos transgénicos, en los chemtrails o las antenas de telefonía celular, por mencionar algunos.

En otros ámbitos y en forma paralela, el plan trajo consigo el surgimiento de la comida chatarra y sus diversas cadenas, promoviendo el consumo de productos con altos índices de azúcares o químicos que han probado ser cancerígenos y que, en conjunto, favorecen no sólo la obesidad a niveles mórbidos (mientras el modelo antinatural de belleza es del tipo Barbie), sino también el crecimiento y desarrollo de tumores, por ejemplo.

Con todo lo antes expuesto, no estoy desconociendo los increíbles avances que se han hecho en materia de imagenealogía o procedimientos, que permiten un diagnóstico certero o salvar vida, si no, exponiendo que, lamentablemente, no alcanzan a brindar su real beneficio con esta forma reactiva y paliativa de realizar medicina.

Algunas buenas noticias

Desde hace ya varias semanas fue posible activar en la Tierra la frecuencia del corazón esmeralda lo que abre nuevas posibilidades y dimensiones de desarrollo y evolución de la conciencia para la humanidad. En la frecuencia del corazón esmeralda surge una conciencia de amor que disuelve todo afán de competencia y que se expresa en forma justa per se, dejando de manifiesto las intenciones detrás de los distintos acontecimientos y que antes permanecían veladas para el humano.

La activación de la frecuencia del corazón esmeralda ha permitido a su vez el restablecimiento de diversos programas originales para el adecuado desarrollo del proyecto humanidad, como lo son la economía, la educación, la salud y la política, entre otros. Si bien iremos observando importantes modificaciones, las transformaciones totales son de largo aliento. No obstante ello, hay mucho que podemos hacer cada día para ir sintonizando con esta nueva frecuencia y beneficiarnos de las posibilidades que nos brinda, en todo ámbito.

En lo que a salud refiere, debemos comprender que el síntoma y la enfermedad son un desequilibrio que podemos revertir, en la medida que nos hacemos cargo de lo que nos condujo a ello y le demos la oportunidad al cuerpo de sanar, más que mantenerlo en una condición de falso equilibrio. La posibilidad de sanar reside en usted, no en un medicamento que administre sus niveles. Busque información de cómo preservar sus células bien oxigenadas y un PH alcalino. Busque información sobre alimentación saludable y apóyese en otras formas de medicina, que se ocupen de favorecer su bienestar y no lo sometan o lo condicionen a la enfermedad como si usted no tuviera otra opción.

Ocúpese de su equilibrio, no solamente desde la alimentación o la emocionalidad.
Integre mente y corazón y ejercite su discernimiento, usando el corazón como lector o filtro de todo encuentro que tenga con personas, circunstancias o información.
Recupere la curiosidad de la infancia y vuélvase un cuestionador de los distintos sistemas.
Tome distancia de programas de TV que por medio del sensacionalismo cautivan su atención y lo llevan a bajos niveles de conciencia. Aprenda a ser selectivo y a cuidarse.

Scroll al inicio